Madrid, SP, 4 de noviembre de 2013.- Mientras el BNG solicita la paralización de privatizar AENA, el Gobierno niega que esté justificada la comparecencia de Vargas en la Comisión de Fomento, con la excusa de que "no hay nada que informar" al respecto. Así lo solicitaba el pasado 30 de noviembre, la diputada coruñesa Rosana Pérez Fernández, del Grupo Mixto. En la EXPOSICION DE MOTIVOS, Pérez opina que se está abordando con "oscurantismo, sin información y sin un debate previo en el Congreso de los Diputados...". Nada más cierto, y muy probablemente no responda al interés nacional esta actitud del Gobierno, siguiendo su tradición "tatcheriana", en palabras de la diputada gallega.
La diputada acusa de intentar privatizar con premeditación y alevosía. BNG trasciende lo local o regional cuando dice que "El estado perdería por completo la titularidad de AENA en un sector de las infraestructuras básico para la economía". No convence la "mejora" que el Gobierno augura con la privatización y la gestión privada del Ente. Los resultados evidentemente, la inasumible situación de bancarrota de AENA, podrían producir el espejismo de que la gestión privada mejoraría semejante desastre. Pero lo que hay que preguntarse en este momento, y previamente a cualquier esquema de cara al futuro, es ¿quién y porqué se ha llegado a esta situación?. En el caso gallego de sus tres aeropuertos, el BNG achaca a una nefasta gestión en la coordinación de Lavacolla, Peinador y Alvedro, la alarmante caída del tráfico. Especializar y complementar las tres infraestructuras gallegas debe ser el objetivo. El mismo que por ejemplo se debe dar en País Vasco, u otras regiones o poblaciones tan próximas. ¿Cómo si no se puede entender un aeropuerto en Rioja, otro en Burgos, 3 en el País Vasco, Santander, Pamplona-Noaín?. La planificación evidentemente se debe realizar con los criterios que la lógica geográfica del transporte aéreo, la intermodalidad con el AVE, etc... marque. No con criterios exclusivamente políticos, regionales, etc... Pero para esto hay que pararse, reflexionar, analizar y llegar a conclusiones válidas. Pisar el acelerador de la privatización, como el Gobierno está haciendo, hace sospechar que el ansia privatizadora por un esquema político, de nuevo se está imponiendo a la lógica de futuro de una red tan trascendental.
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